Globalización
e Inequidad
Los últimos cuarenta años han sido verdaderamente
extraordinarios para la humanidad. Para comenzar, la expectativa de vida ha aumentado
25 años. Paralelamente, la población creció dos mil millones de personas y los
ingresos subieron considerablemente para la mayoría de los habitantes. Durante
este período el analfabetismo bajó del 50% al 25% y la mortalidad infantil
también se redujo muy ampliamente.
Lo que viene hacia el futuro será aún más impresionante.
La medicina regenerativa basada en células madres permitirá replicar partes del
cuerpo humano. Con los avances de la genética podremos modificar la vida para vivir
más, ser mejores y más inteligentes.
En los últimos 25 años, 75 países han incorporado
prácticas democráticas. Corea del Norte es el único país verdaderamente aislado
del mundo. La posibilidad de compartir información y conocimiento con nuevas tecnologías
ha integrado al planeta. La globalización llegó para siempre.
El reconocido economista Ian Goldin de la Universidad de
Oxford en su libro The Butterfly Defect
señala que la globalización también ha traído consigo dos graves problemas. El primer problema es inequidad. La
globalización no ha sido incluyente. Personas, comunidades y regiones que no
tienen la capacidad para subirse al tren de la globalización, simplemente se
quedan atrás. Las razones pueden ser falta de conectividad, aislamiento
geográfico, bajo nivel educativo, poco acceso a servicios básicos de salud, habitabilidad
o justicia, analfabetismo o vejez.
El segundo problema tiene que ver con fenómenos que
Goldin denomina ‘riesgos sistémicos.’ Entre
ellos se destacan la destrucción de la biodiversidad, el cambio climático, las crisis
financieras, pandemias y el extremismo violento. Cada vez un número mayor de
personas en Europa, Estados Unidos y el Medio Oriente culpan a la globalización
de la desigualdad, las epidemias y el terrorismo, y consideran que la apertura
y la integración son grandes amenazas al bienestar de la humanidad.
Para enfrentar los peligros de la globalización, debemos
entender que la solución a los problemas muchas veces no están solo dentro de
nuestras fronteras locales, regionales o nacionales. El ciber terrorismo y los
problemas financieros, ambientales, epidemiológicos, no se resuelven
localmente. Estos problemas requieren la cooperación y coordinación de muchas
regiones, países e instituciones.
Para nivelar la cancha es importante que Estados Unidos y
Japón desmonten subsidios a ciertos productos agrícolas. Esto ayudaría mucho a
los países más pobres. Por su lado, aquellos países con mucha gente viviendo en
pobreza pero que no son pobres (como Colombia) deben crear sistemas de
protección social para los más vulnerables.
Para que la globalización sea incluyente los países ricos
deben suavizar las restricciones a la migración, la cual constituye una gran
oportunidad para el desarrollo.
Estas ideas no son nuevas pero se pierden en medio de la
complejidad de la relación globalización-pobreza. Pero si no actuamos para
ponerlas en práctica, la distribución de los beneficios de la globalización seguirán
siendo peligrosamente desiguales.
Como dice Goldin, “para cosechar los ‘bienes’ de la
globalización, necesitamos invertir en instituciones que mitiguen los ‘males’.
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