Estoy de acuerdo con las
negociaciones de paz con las FARC. Las razones son sencillas: los conflictos,
además de causar gran dolor humano, son un obstáculo para el desarrollo. Dicho
de otra manera, la paz es condición necesaria para el desarrollo de los países,
por lo cual debemos buscarla decididamente. Siempre.
Está claro que el Acuerdo con
las FARC debe asegurar reparación integral a las víctimas, no repetición,
entrega de armas, restitución de derechos y de tierras, y fin de hostilidades y
de actividades de narco tráfico de las FARC, entre otras. También es claro que habrá
un sistema de justicia transicional para aplicar las penas. Somos conscientes
que estas serán reducidas, lo cual es aceptable mientras estén cobijadas dentro
del marco del derecho internacional.
En el plebiscito los
Colombianos vamos a decidir si nos gusta o no el Acuerdo. Tenemos que
estudiarlo bien porque sería terrible votar NO a un buen Acuerdo, o votar SI a
un mal Acuerdo. El Gobierno está dando a conocerlo para que nosotros, los
ciudadanos, tomemos la mejor decisión de acuerdo con nuestra conciencia.
Irrespectivo a la válida discusión sobe el umbral, el plebiscito es la democracia
en acción.
Al empezar a desmenuzar el
Acuerdo, se nos pueden ocurrir algunas preguntas. Por ejemplo, en el caso de
drogas ilícitas[1],
el Acuerdo con las FARC reza lo siguiente en relación a las obligaciones del
Estado Colombiano: “El compromiso del
Gobierno Nacional de poner en marcha las políticas y programas de este punto,
de intensificar y enfrentar de manera decidida la lucha contra la corrupción en
las instituciones causada por el problema de drogas ilícitas, y de liderar un
proceso nacional eficaz para romper de manera definitiva cualquier tipo de
relación de este flagelo con los diferentes ámbitos de la vida pública.”
En cuanto a las
obligaciones de las FARC el acuerdo dice textualmente: “El compromiso de las FARC-EP de contribuir de manera efectiva, con la
mayor determinación y de diferentes formas y mediante acciones prácticas con la
solución definitiva al problema de las drogas ilícitas, y en un escenario de
fin del conflicto, de poner fin a cualquier relación, que en función de la
rebelión y en razón del conflicto se hubiese presentado con este fenómeno.
Finalmente, el Acuerdo
dice: “El Gobierno Nacional y las FARC-EP
manifiestan su firme compromiso a la solución definitiva de las drogas
ilícitas.” (En este enlace el acuerdo sobre drogas ilícitas: http://pazfarc-ep.org/comunicados/drogas-ilicitas.html )
A simple vista todo esto está muy bien. Pero, para que
las FARC reciban todo el tratamiento especial en materia de justicia y participación
política que se les está ofreciendo, un ciudadano cualquiera podría preguntarse
lo siguiente: a) cuántos laboratorios de coca tienen las FARC en su poder? b)
cuánta tierra cultivada de coca tienen bajo control? c) cuánta cocaína están produciendo?
d) cuál es el cronograma de desmonte de laboratorios? e) cuál es el cronograma
de erradicación de todos los cultivos que controlan, f) cuanto dinero tienen en
su poder que provienen del narcotráfico? g) cuándo van a entregar el dinero? h)
quién va a verificar todo esto? i) con qué informes? j) con qué frecuencia? k)
cuáles son las consecuencias de incumplimiento? Todas estas preguntas también
pueden hacerse sobre los compromisos del Gobierno en cuanto a sustitución de
cultivos, trabajo de prevención de consumo, y fortalecimiento policivo y de
justicia.
Lo que hasta el momento no hemos visto en el
Acuerdo y sería deseable tener antes de votar el plebiscito son compromisos
concretos verificables. Lo que se ha entregado no incluye números, ni resultados
específicos. Como en el caso de drogas ilícitas, los compromisos en los
diferentes temas son de intención y de política. Es decir, no habría manera
objetiva de hacerle seguimiento específico a su cumplimiento.
Las autoridades han dicho
que las respuestas vendrán cuando comience la implementación de los acuerdos. Obviamente,
esto será después del plebiscito. En el plebiscito votaremos unos compromisos
generales, posiblemente bien intencionados, pero etéreos, un poco vagos, si se
quiere. Se corre el riesgo que esta falta de especificidad se convierta en
motivo de intranquilidad para algunos electores.
[1]
El acuerdo con las
FARC sobre sobre drogas ilícitas puede verse en video de dos minutos en el
siguiente enlace: https://amp.twimg.com/v/2c6ba616-b458-4044-987e-2d43138b98bd El video se
refiere a tres columnas: la primera, reducir los cultivos ilícitos y
formalización de campesinos: las segunda, reducir el consumo desde la óptica de
salud pública y, la tercerea, fortalecer la persecución de los narco
traficantes para encarcelarlos y incautar sus activos. El texto completo del
Acuerdo sobre el punto de drogas ilícitas también puede leerse en el siguiente
enlace: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=184881
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