“La pobreza trae consigo lo más difícil de
tolerar,
y es que hacer ver a la humanidad como un
ridículo.”
Juvenal (poeta romano siglo I)
“
Las personas que
viven en situación de pobreza extrema están atrapadas en una dinámica que solo
obedece al imperativo de la subsistencia y de la inmediatez; su existencia se
desenvuelve dentro de una trampa de la cual es muy difícil liberarse. Dentro de
ella el tiempo no es un aliado, las cosas no tienden a mejorar con los días y
la esperanza en ello es abstracta e infinitamente lejana. Las vidas de estas
familias consisten en una amalgama frágil de actividades que generan ingresos
extremadamente bajos, los cuales, además, son inciertos e inconstantes.
Los pobres extremos
viven con sus estómagos medio vacíos, deben saltarse las comidas. La consecuente
desnutrición conduce a deficiencias generales de salud, agregándole aún más
vulnerabilidad a su existencia. Esta dinámica viciosa se extiende más allá de
una generación: mala salud de la madre conduce a bebés malnutridos, quienes
empiezan sus vidas con desventajas fisiológicas y psicológicas, muchas veces
irreversibles, en particular por la severidad de la privaciones desde el
nacimiento.
Los niños de esta
familias que asisten a la escuela llegan a esta malnutridos, muchos viven con
hambre y se atrasan en el aprendizaje, lo cual los lleva, no pocas veces, a la
deserción escolar. Eventualmente, estos niños ingresan a la lista de
trabajadores no calificados, carentes de activos y sin educación básica. Así
crecen, maduran y forman familias, perpetuando la trampa de la pobreza extrema.
Por lo general, los
beneficios del crecimiento económico no llegan a los pobres extremos. Estos no
tienen competencias necesarias para un enganche laboral. El Estado es incapaz
de garantizar el goce de sus derechos, el sector privado no genera las oportunidades
que requieren, y las organizaciones sociales no logran llenar los enormes
vacíos. En Colombia la ANSPE – Agencia Nacional para la Superación de la
Pobreza Extrema – se creó para focalizar la atención en el millón y medio de
familias más pobres del país, unas 6.0 millones de personas.
Un grupo de más de
8900 enlaces familiares llamados cogestores sociales y un sistema de información
llamado SIUnidos, han hecho posible que los más pobres de Colombia mejoren sus posibilidades de acceso a servicios de identificación, educación, salud,
vivienda, ingresos, nutrición, justicia, micro crédito y ahorro. La ANSPE ha permitido
atacar la pobreza desde una perspectiva multidimensional, promoviendo el goce de derechos fundamentales y el empoderamiento necesario
para que los más vulnerables y excluidos tomen control de su propio futuro.
La ANSPE fue diseñada
para operar durante 8 años, (2012 – 2020), con el objetivo de que en ese
período la pobreza extrema se redujera del 10.0% al 3.0% de la población, es
decir, 1.0 punto porcentual por año. Esto se logró en los primeros dos años de
la estrategia: la pobreza extrema se ha reducido del 10.0% al 8,0%. Sin
embargo, el gobierno nacional ha tomado la decisión de fusionar la ANSPE con el
DPS – Departamento de Prosperidad Social – aparentemente, presionado por el
déficit en las cuentas fiscales.
Al tomar esta
decisión, el gobierno corre el riesgo de debilitar la focalización de política
pública en garantizar los derechos de los colombianos más vulnerables: aquellos
que no gozan de los beneficios del crecimiento económico y que han vivido en miseria
ininterrumpidamente por generaciones. No es inusual que los recortes
presupuestales afecten a los más pobres. Esperamos que esta vez el ahorro no
salga caro, y no se interrumpa el ritmo de superación de la pobreza extrema de
los últimos años.
De lo contrario, habríamos
atentado contra un enorme imperativo ético y el mayor reto de nuestra
generación: la erradicación la pobreza extrema para siempre.
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