viernes, 23 de octubre de 2015

Ya es Hora


            Las campanas de la torre empezaron a tocar a rebato y por su cuenta. La gente entonces se congregó en la plaza, frente a la iglesia, y preguntó a las campanas:

- ¿A qué se debe tanto alboroto?                                    
- A que ya es la hora – respondieron las campanas.
- ¿La hora de qué? - preguntó la gente.
- Las campanas respondieron - Ah, ese es problema de ustedes. Nosotras nos encargamos sólo de dar la hora, ¡pero ya es hora!


            Ya es Hora es un breve cuento del destacado escritor, periodista, cuentista y diplomático de Lorica, Córdoba, David Sánchez Juliao, fallecido en el 2011.

            El cuento nos invita a reflexionar sobre lo que hacemos con las horas. Cada hora tenemos la libertad de escoger nuestras acciones. Podemos actuar decididamente ante las oportunidades o dejarlas pasar. Podemos determinar nuestra actitud, nuestro comportamiento y nuestros valores. Los más afortunados podemos elegir nuestra carrera, nuestra profesión, y casi todos podemos elegir nuestro cónyuge o compañero, nuestra religión y nuestros amigos.

            En Colombia, gracias a nuestro sistema político abierto y democrático, los ciudadanos podemos elegir nuestros gobernantes y legisladores.

            El 25 de Octubre nos corresponderá elegir nuestros Alcaldes, Gobernadores, Diputados, Concejales y Ediles. Independientemente de nuestra preferencia política o ideológica, lo importante es cumplir con el deber de ciudadano. Para escoger un candidato debemos aplicar la prueba de fuego: ¿Es honesto y transparente? ¿Es inteligente y competente?¿Comparto sus valores? Si no encontramos candidatos que pasen la prueba, la alternativa es votar en blanco. El voto es un deber que todo ciudadano debe cumplir.

            Desafortunadamente, en nuestro país muchas personas venden su voto, lo que equivale a vender su conciencia, su dignidad, su alma.  Entre todas las anomalías que ha denunciado la Misión de Observación Electoral (MOE) respecto a la jornada campaña electoral en el Atlántico, una de las más chocantes es el caso de Candelaria (Atlántico). En este municipio se compran votos por valores que ascienden hasta los 500.000 pesos por voto. Diógenes Rosero, Director del MOE en el Atlántico, recientemente indicó que la corrupción electoral estaría moviendo aproximadamente 40.000 millones de pesos en el departamento.

            Otras anomalías están relacionados con el trasteo de formularios o votantes, práctica que ha ganado mucha fuerza en esta elección. Según los cálculos del MOE 50000 votantes se moverán internamente en 14 de los 21 municipios del departamento del Atlántico, cambiando su puesto de votación, siendo Barranquilla y Soledad los mayores expulsores de cédulas. A la fecha 374.625 cédulas han sido anuladas en la Región Caribe, una de las zonas más azotadas por las irregularidades electorales en el país. También se dan fenómenos como compra de jurados, manipulación de tarjeta electoral, y suplantación del escrutinio.

            De esta manera, corruptos humillan a los más pobres para fines electorales. Como reclama el Gobernador  de Antioquia, Sergio Fajardo: “Les pagan por su voto, atropellan su dignidad y compran la conciencia. Luego regresa el abandono por cuatro años más, y la historia se repite; es la esclavitud de nuestro tiempo.”
           
            En 1810 para poder votar en Colombia se debía vivir de la renta o del trabajo, y tener más de 21 años o estar casado. No podían votar los esclavos, las mujeres, los analfabetas, ni los pobres. En 1954 se le concedió el derecho al voto a las mujeres.

            En 1936 se le concedió el derecho al voto a los pobres. Sin embargo, en la práctica estos todavía siguen sin votar libremente gracias a aquellos políticos deshonestos adictos al poder y al dinero.

            Las campanas están sonando y, como dice el cuento de Sánchez Juliao, el problema es nuestro.


            Rechacemos a los corruptos; elijamos bien. Ya es hora.

sábado, 17 de octubre de 2015

El Fin de ANSPE y La Lucha Contra La Pobreza Extrema


“La pobreza trae consigo lo más difícil de tolerar,
y es que hacer ver a la humanidad como un ridículo.”
Juvenal (poeta romano siglo I)

            Las personas que viven en situación de pobreza extrema están atrapadas en una dinámica que solo obedece al imperativo de la subsistencia y de la inmediatez; su existencia se desenvuelve dentro de una trampa de la cual es muy difícil liberarse. Dentro de ella el tiempo no es un aliado, las cosas no tienden a mejorar con los días y la esperanza en ello es abstracta e infinitamente lejana. Las vidas de estas familias consisten en una amalgama frágil de actividades que generan ingresos extremadamente bajos, los cuales, además, son inciertos e inconstantes.
            Los pobres extremos viven con sus estómagos medio vacíos, deben saltarse las comidas. La consecuente desnutrición conduce a deficiencias generales de salud, agregándole aún más vulnerabilidad a su existencia. Esta dinámica viciosa se extiende más allá de una generación: mala salud de la madre conduce a bebés malnutridos, quienes empiezan sus vidas con desventajas fisiológicas y psicológicas, muchas veces irreversibles, en particular por la severidad de la privaciones desde el nacimiento.
            Los niños de esta familias que asisten a la escuela llegan a esta malnutridos, muchos viven con hambre y se atrasan en el aprendizaje, lo cual los lleva, no pocas veces, a la deserción escolar. Eventualmente, estos niños ingresan a la lista de trabajadores no calificados, carentes de activos y sin educación básica. Así crecen, maduran y forman familias, perpetuando la trampa de la pobreza extrema.
            Por lo general, los beneficios del crecimiento económico no llegan a los pobres extremos. Estos no tienen competencias necesarias para un enganche laboral. El Estado es incapaz de garantizar el goce de sus derechos, el sector privado no genera las oportunidades que requieren, y las organizaciones sociales no logran llenar los enormes vacíos. En Colombia la ANSPE – Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema – se creó para focalizar la atención en el millón y medio de familias más pobres del país, unas 6.0 millones de personas.
            Un grupo de más de 8900 enlaces familiares llamados cogestores sociales y un sistema de información llamado SIUnidos, han hecho posible que los más pobres de Colombia mejoren sus posibilidades de acceso a servicios de identificación, educación, salud, vivienda, ingresos, nutrición, justicia, micro crédito y ahorro. La ANSPE ha permitido atacar la pobreza desde una perspectiva multidimensional, promoviendo el goce de derechos fundamentales y el empoderamiento necesario para que los más vulnerables y excluidos tomen control de su propio futuro.
            La ANSPE fue diseñada para operar durante 8 años, (2012 – 2020), con el objetivo de que en ese período la pobreza extrema se redujera del 10.0% al 3.0% de la población, es decir, 1.0 punto porcentual por año. Esto se logró en los primeros dos años de la estrategia: la pobreza extrema se ha reducido del 10.0% al 8,0%. Sin embargo, el gobierno nacional ha tomado la decisión de fusionar la ANSPE con el DPS – Departamento de Prosperidad Social – aparentemente, presionado por el déficit en las cuentas fiscales.
            Al tomar esta decisión, el gobierno corre el riesgo de debilitar la focalización de política pública en garantizar los derechos de los colombianos más vulnerables: aquellos que no gozan de los beneficios del crecimiento económico y que han vivido en miseria ininterrumpidamente por generaciones. No es inusual que los recortes presupuestales afecten a los más pobres. Esperamos que esta vez el ahorro no salga caro, y no se interrumpa el ritmo de superación de la pobreza extrema de los últimos años.

            De lo contrario, habríamos atentado contra un enorme imperativo ético y el mayor reto de nuestra generación: la erradicación la pobreza extrema para siempre.