sábado, 13 de agosto de 2016

El Gran Escape


“No es posible desarrollar un país desde afuera.”[1]
A. Deaton

                        El Gran Escape del Profesor Angus Deaton, Premio Nobel de Economía 2015, es uno  de los libros más interesantes y controversiales recientemente publicados por economistas de desarrollo. En su libro Deaton describe cómo en los últimos 250 años se han reducido muy significativamente la pobreza y la mortalidad infantil. Los niveles de vida han mejorado, enfermedades se han superado, los años de vida se han duplicado, las libertades económicas y políticas se han extendido, y la ciencia ha traído avances inconcebibles dos siglos atrás.

                        Desafortunadamente, en esta gran fuga cientos de millones de personas han quedado atrás y el mundo registra niveles de desigualdad nunca antes vistos. Por ejemplo, una niña que nace en E.E.U.U. puede aspirar a una vida de 80 años, pero si nace en Sierra Leone o República Democrática del Congo, su esperanza vida es de solo 40 años. La mayor divergencia ha estado entre países, pero también existen grandes brechas entre ciudadanos de un mismo país. A los Colombianos esto no nos sorprende, somos un país de extraordinarias diferencias regionales. El PIB per cápita del Departamento de Santander, por ejemplo, es cinco veces mayor al de Chocó.

                        Deaton le hace una crítica al PIB[2], uno de los indicadores económicos de preferencia. Según el Nobel, para medir el crecimiento económico son más confiables las encuestas en los hogares. Al hacer el ejercicio en la India, Deaton observó grandes discrepancias entre las cuentas nacionales del PIB y las investigaciones realizadas sobre consumo de los hogares. Además, Deaton explica que el crecimiento económico no es un fin en sí mismo y debemos considerar valores intangibles como felicidad y bienestar en las mediciones de progreso. Con una mirada integral, el Nobel nos ayuda a entender el crecimiento económico y su confusa relación con la desigualdad.

                        Deaton también señala las imperfecciones en las mediciones de pobreza, y escribe sarcásticamente, “la reducción de pobreza es más fácil por medios estadísticos.”[3] El Profesor Deaton tiene razón, las líneas de pobreza son imperfectas. Realmente, es muy difícil comparar pobreza entre regiones y países con monedas, costumbres, valores, culturas y comportamientos tan diferentes. Deaton continúa, “la verdad es que tenemos poca idea de lo que estamos haciendo, y es un error que cosas importantes dependan de estos números.”[4] En Colombia sabemos lo delicado que son las líneas de corte del SISBEN[5]; distorsiones en la información de las encuestas y errores de focalización pueden afectar las vidas de millones de personas.

                        Pero la parte más controversial del libro de Deaton es la muy fuerte crítica que le hace a la Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD), es decir, a la transferencia de dinero de los países ricos a los pobres vía cooperación multi lateral o bilateral. Para él, la AOD, lejos de ser la solución, es un obstáculo al desarrollo. Según Deaton, “si la pobreza es el resultado de malas instituciones y gobiernos corruptos, darle dinero a los gobiernos es perpetuar y prolongar la pobreza.”[6] Deaton insiste que la AOD menoscaba la democracia y nos recuerda que casi la mitad de la ayuda internacional va a países con regímenes autocráticos. El filántropo Bill Gates ha salido a defender la ayuda a los pobres argumentando que lo mejor que pueden hacer los países ricos es invertir en la salud y el desarrollo agrícola de los países más pobres.

                        Aunque hay argumentos respetables a favor y en contra de la cooperación internacional, lo que pocos hoy en día objetan es la idea de que es imposible desarrollar un país desde afuera.  Me atrevo a ir un paso más allá y proponer que tampoco es posible desarrollar una comunidad desde afuera. Si el sector privado no genera todas las oportunidades que se requieren, el Estado es insuficiente para atender las necesidades básicas, el crecimiento económico suele aumentar las brechas y la AOD no funciona, entonces debemos encontrar nuevas soluciones. Desafortunadamente, en su afamado libro, Deaton dedica pocas páginas a propuestas concretas.

                        Cada día me convenzo más que es necesario devolverle la responsabilidad del desarrollo a la gente, entregarles las herramientas para que construyan su propio futuro conforme a sus gustos, deseos y necesidades. Esto es algo que bien saben los emprendedores sociales, aquellas mujeres y hombres que trabajando con sus comunidades e impulsando ideas innovadoras son capaces de encontrar soluciones escalables y sostenibles a las problemáticas humanas. Es la nueva esperanza.


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                        El Profesor Angus Deaton estará en Colombia el 1ero de Septiembre para participar en el Foro Crecimiento y Equidad invitado por el Instituto de Ciencia Política de la Fundación Hernán Echavarría Olózaga. Ante los inmensos retos de inclusión y reconciliación que tenemos frente a nosotros en Colombia, esta es una buena noticia. El momento es oportuno para su inspiración, sus conocimientos y, porqué no, sus recomendaciones.



[1] Deaton, Angus, 2013, The Great Escape, Princeton University Press p. 303.
[2] Producto Interno Bruto
[3] Deaton, Angus, 2013, The Great Escape, Princeton University Press p. 255.
[4] Deaton, Angus, 2013, The Great Escape, Princeton University Press p. 255.
[5] Sistema de Medición de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales de Colombia
[6] [6] Deaton, Angus, 2013, The Great Escape, Princeton University Press p. 274