domingo, 25 de octubre de 2009

Consenso y Desarrollo

Consenso y Desarrollo

Con frecuencia nos preguntarnos: Cuales son las estrategias y políticas públicas que debemos implementar para acelerar nuestro desarrollo económico y social? Porqué progresan algunas regiones más rápidamente que otras? Cuales son los factores que frenan el desarrollo de los departamentos más pobres?

En la actualidad, es generalmente aceptada la noción que cada región tiene su propia manera de lograr el avance social y económico. Fracasó estrepitosamente aquella idea promovida o, mas bien, impuesta por el Fondo Monetario Internacional que señalaba que la apertura económica, las privatizaciones y la austeridad fiscal eran la fórmula mágica para el desarrollo de los países. Esta idea desconoció que el desarrollo está muy relacionado con factores culturales, políticos, geográficos, económicos y sociales específicos de cada región. Es decir, la receta para el desarrollo de Colombia es diferente a la de Vietnam, Nigeria o Sudáfrica. Dentro de Colombia, la fórmula de desarrollo de la Región Andina es diferente a la de la Región Caribe o de la Región Cafetera.

Si bien cada país debe tener su propio modelo para progresar, no podemos desconocer que hay algunos elementos comunes que resultan claves para lograr avance económico y social por vías democráticas. Por ejemplo, las sociedades se desarrollan más rápidamente cuando los gobiernos son limpios y transparentes. No hay que ser genio para entender que la corrupción es una gran enemiga de la prosperidad de los pueblos.

Otro elemento clave para el desarrollo en sociedades democráticas es la capacidad de lograr consensos sobre temas fundamentales. La idea de consenso implica incorporar las perspectivas de los opositores, no solo de los aliados. Por esto, las sociedades mas progresistas promueven la expresión de voces individuales. Es decir, evitan la llamada “tiranía de la mayoría”.

La democracia por consenso promueve la participación ciudadana en la definición de la agenda política y en la toma de decisiones. El consenso invita al diálogo abierto y a escuchar con empatía. Esto contrasta con el comportamiento discriminatorio de quienes descartan las opiniones de los demás.

La toma de decisiones por consenso es un característica importante de la cultura política de países desarrollados como Suiza, Finlandia y Bélgica. Las diferencias se resuelven vía discusión, no por exclusión. Esta práctica les permite protegerse del abuso de poder y de la corrupción, flagelos que se presentan con demasiada frecuencia en países menos avanzados como Colombia.

Chile, por su parte, ha logrado construir una sociedad donde el crecimiento moral va de la mano con el crecimiento económico. Las perspectivas diferentes no solo se respetan, sino se valoran. Michelle Bachelet, la Presidenta con más alta favorabilidad en América Latina, tiene un estilo cálido y profundamente ético. Es una líder para todos los chilenos, no solo para sus simpatizantes.

El candidato presidencial Sergio Fajardo ha observado que en algunos círculos en Colombia impera la peligrosa idea que “el que piensa diferente es enemigo, y al enemigo se le elimina.” Este comportamiento impide el diálogo abierto y participativo, elemento clave en la construcción de una democracia moderna.

Las posibilidades de avance social y económico aumentan cuando la sociedad construye consenso sobre temas fundamentales. Desafortunadamente, algunos líderes insisten en excluir a las minorías y limitar la participación de los ciudadanos en la construcción del futuro. Este pensamiento retrógrado solo aumenta el riesgo de polarización, confrontación y atraso.

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