domingo, 17 de mayo de 2015

Respeto, Paciencia, Dignidad


            Las mejores empresas sociales tienen una misión clara y unas estrategias efectivas para alcanzar sus metas. También tienen muy claros sus principios y valores. Entre estos, hay tres que no pueden faltar: respeto, paciencia y dignidad.

            El respeto es la consideración, aprecio y reconocimiento que se tiene por una persona, organización o idea. Desde el punto de vista práctico, tener respeto es incluir a los participantes en el diseño, creación, y desarrollo de los proyectos. Respetar es co-crear soluciones desde la base con los participantes, no imponerlas desde arriba.  No se trata de entregar soluciones mágicas a los problemas, sino de lograr que se desate el gran potencial humano que los pueda resolver.

            Todo proyecto debe integrar a los miembros de la comunidad y estimular su participación activa. Los buenos proyectos integran la cultura comunitaria, sus propias historias, reglas y hábitos. Para este propósito es fundamental conocer a la gente, sus intereses y anhelos, y entender las relaciones que existen entre sus diferentes actores.

            Paciencia es la actitud que permite soportar contratiempos y dificultades para alcanzar una meta. Paciencia también es perseverancia. Las organizaciones sociales saben que toma tiempo alcanzar logros definitivos y sostenibles. El desarrollo social es una carrera de larga distancia, no un sprint. Nos corresponde tener paciencia, consistencia y convicción para lograr verdadero cambio social. Los ciclos y dinámicas políticas suelen tener tiempos más cortos, por lo cual no siempre los políticos se alinean con las soluciones de fondo, como sí lo pueden hacer las empresas sociales.

            La dignidad es la estima que tiene una persona de sí mismo y que merecen tener todas las personas. Este valor es fundamental para las empresas sociales porque les permite orientar su trabajo a resolver las causas de los problemas, no solo al alivio de los síntomas. La idea es encontrar soluciones que liberen a las personas de dependencia asistencialista, la cual indigna y humilla.

            Empleando los valores de respeto, paciencia y dignidad las empresas sociales tienen mayores posibilidades de llenar los vacíos que dejan los gobiernos y las empresas privadas en su afán de construir sociedades más incluyentes y menos desiguales.

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