domingo, 12 de octubre de 2008

Reintegración

Reintegración 

            Muchas de las personas que ingresan a los grupos alzados en armas lo hacen porque estos grupos ilegales les prometen una vida mejor. Luego se dan cuenta que las promesas son falsas y terminan sumidos en la tenebrosa trampa de la criminalidad y la violencia. El gobierno nacional le ha propuesto a estas personas que regresen a la vida civil y les ha prometido una vida mejor.  La ACR (Alta Consejería para la Reintegración) tiene la responsabilidad de cumplir esta promesa del gobierno nacional.

            El prominente ejecutivo Frank Pearl, Alto Consejero Presidencial, y su equipo de trabajo compuesto por 900 empleados directos, enfrentan una difícil tarea. Hasta Marzo del presente año se han desmovilizado 47.745 Colombianos, 31.671 producto de las negociaciones de paz y 14.395 de manera particular. Más de 10.000 de estos desmovilizados pertenecían a las FARC. Lo mas retador para ACR es que la deserción de los grupos armados ilegales aumenta día a día. En lo corrido del año se han desmovilizado 2.577 personas.

            La mayor parte de los desmovilizados se encuentran en Antioquia (10.244), Cundinamarca (4.286), Córdoba (3.800), Cesar (2.666) y Magdalena (2.165). En el Atlántico viven 1.144 desmovilizados, de lo cuales el 70% están radicados en Barranquilla. Las necesidades de los desmovilizados varían mucho dependiendo de sus condiciones individuales. La mayoría de las personas desmovilizadas son jóvenes – la edad promedio es 30 años – y el 90% son hombres. El nivel educativo por lo general es muy bajo, una gran parte de estos colombianos son analfabetas y el 66% de ellos tiene una familia bajo su responsabilidad. Vale la pena mencionar que dentro de los desmovilizados hay 2.780 menores de edad.

            Para afrontar el monumental reto de lograr que estas personas se integren a la vida civil y se conviertan en personas de bien, la Alta Consejería para la Reintegración ha diseñado un programa serio y ordenado. Cada participante tiene una ruta de re integración acorde con sus necesidades específicas. ACR le brinda a los desmovilizados acompañamiento psicosocial, atención en salud por medio del régimen subsidiado, educación en todos los niveles orientada a la generación de ingresos, y apoyo económico por 18 o 24 meses basado en el esfuerzo individual.

             Es importante es que los desmovilizados encuentren una sociedad que los acoja y no los rechace, que les dé la oportunidad de ingresar al mercado laboral. Para esto, es definitivo que los empresarios privados le apuesten a este proceso. Para facilitar el apoyo del sector privado, ACR ha diseñado diferentes esquemas entre los cuales se destaca el Banco de Tiempo, donde ejecutivos ayudan a entrenar a las personas en proceso de reintegración, y el Fondo de Inversión Social (FIBS) que promueve la creación de proyectos de rentabilidad económica y social mediante la inversión directa de capitales privados.

            Los colombianos debemos entender que esta no es una labor exclusiva de ACR sino de toda la sociedad. Es una oportunidad para demostrar que podemos ser una sociedad tolerante, solidaria e incluyente. El éxito de este programa depende del compromiso de todos para atender a esta población vulnerable.

            Danka Bolívar, la Gerente del Centro de Servicios de ACR en el Atlántico señaló que “necesitamos sensibilizar a la comunidad de la importancia que es recibir y brindarles una segunda oportunidad a estos muchachos que decidieron creer en el gobierno y entregaron las armas.”

            Incumplir la promesa de una mejor vida para los desmovilizados sería fallarle ignominiosamente a nuestra responsabilidad cívica como Colombianos . 

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