miércoles, 17 de febrero de 2010

Ya es hora

Ya es hora

Las campanas de la torre empezaron a tocar a rebato y por su cuenta. La gente entonces se congregó en la plaza, frente a la iglesia, y preguntó a las campanas:

- ¿A qué se debe tanto alboroto?

- A que ya es la hora – respondieron las campanas.

- ¿La hora de qué? - preguntó la gente.

- Las campanas respondieron - Ah, ese es problema de ustedes. Nosotras nos encargamos sólo de dar la hora, ¡pero ya es hora!

El anterior es un cuento breve y profundo del destacado periodista, cuentista y diplomático Colombiano, David Sánchez Juliao, ahora candidato al Senado por el Movimiento Compromiso Ciudadano por Colombia.

El cuento nos invita a reflexionar sobre las horas y lo que hacemos con ellas. Cada hora tenemos la libertad de escoger nuestras acciones. Podemos actuar decididamente ante las oportunidades o dejarlas pasar. Podemos elegir nuestra actitud, nuestro comportamiento y nuestros valores.

Los más afortunados podemos elegir nuestra carrera, nuestra profesión, y casi todos podemos elegir nuestro esposo o compañero, nuestra religión y nuestros amigos.

También hay cosas que no podemos elegir. Por ejemplo, no podemos elegir a nuestros padres, ni el lugar donde nacemos, ni el color de nuestra piel, ni nuestra composición genética.

En Colombia, gracias a nuestro sistema político abierto y democrático, podemos elegir nuestros gobernantes y legisladores.

El 14 de Marzo nos corresponderá a los Colombianos elegir nuestros Senadores y Representantes a la Cámara. Independiente de nuestra preferencia ideológica, lo más importante es elegir bien. Es decir, al escoger un candidato debemos hacer la prueba de fuego: Es honesto? Es competente? Quiere a su país y a su región?

Desafortunadamente, algunas personas venden su voto, lo que equivale a vender su conciencia, su dignidad, su alma. En Barranquilla, de acuerdo a información revelada por “El Espectador”, los votos los están comprando a $43 mil, de los cuales $3 mil son un subsidio de transporte para que el ciudadano se desplace por su propia cuenta al lugar de votación, evitando así llevarlos en los grandes grupos que despertaban sospechas durante las votaciones pasadas. Para una familia donde viven cuatro o cinco adultos con estómagos vacíos y deudas al cuello, es difícil decir no.

Claramente, los más corruptos se aprovechan de la pobreza para fines electorales. Talvez no se dan cuenta que, al comprar votos, están humillando a los más pobres y desposeídos. Como dice el candidato presidencial Sergio Fajardo, “…les pagan por su voto, atropellan su dignidad y los irrespetan comprándoles la conciencia. Luego regresa el abandono por cuatro años más, y la historia se repite; es la esclavitud de nuestro tiempo.”

En Colombia los principales tipos de fraude generalmente están relacionados con el trasteo de formularios, el trasteo de votantes, la compra de jurados, la calificación de la tarjeta electoral, la suplantación y la modificación del escrutinio.

Felizmente, las autoridades electorales están actuando. Al comprobar que hubo 197 mil inscripciones fraudulentas en Barranquilla, el Consejo Nacional Electoral (CNE) determinó dejar sin efecto todo el proceso de inscripción de cédulas en esa ciudad. El presidente del CNE, Marco Emilio Hincapié, dijo que esa decisión se basó en 7.700 visitas domiciliarias donde se descubrió que el 53% de las personas no correspondían ni fueron encontradas en el lugar que aseguraban vivir. La Registraduría halló que cerca de 15.000 de estas personas se inscribieron varias veces en diferentes lugares de la ciudad .Es importante que ahora la Fiscalía y la Procuraduría investiguen y sancionen ejemplarmente a los responsables del fraude.

Este tema es tan importante para el desarrollo de nuestra sociedad que Catalina Botero, relatora para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), ha señalado que la transparencia en el proceso electoral es uno de los diez desafíos claves de la década. La Revista Semana ha escogido este tema para uno de sus foros. No es para menos, interrumpir la transparencia electoral es una directa violación a los derechos humanos.

Las campanas están sonando y, como dice el cuento de Sánchez Juliao, el problema es nuestro, pero ya es hora.

Ya es hora de elegir bien.

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